viernes, 18 de octubre de 2013

How beautiful you are.

  "Cuando me preguntaban cómo era ella, yo solía responder que bonita.
  Pero con esto no me refería sólo a su físico, si no a su forma de ser, a su forma de vivir.
  Ella era bonita cuando hacía fotos o tocaba la guitarra, cuando la veía hacer las cosas que más le gustaban en el mundo, concentrada, olvidando el resto del mundo. Ella era bonita cuando leía, cuando se fundía en las páginas de una novela, mientras que yo la observaba, a su lado, sin que ella a penas se enterara. Era bonita cuando reía y arrugaba la nariz. Era bonita con esos jerséis tan grandes que llevaba. Era bonita cuando tomaba chocolate y se manchaba los labios. Era bonito entrar en su habitación y ver montones de discos de vinilo apilados y una estantería a rebosar de libros, era bonito ver ese brillo en sus ojos. Era bonita cuando me hablaba de las cosas que más quería, de sus sueños. Era bonito verla emocionada. Era bonito ver lo fuerte que era, intentando hacer que pareciera que todo iba bien, pero yo la llegué a conocer tan bien que sabía cuando ir hacia ella y abrazarla, sin decir nada más. Era bonita cuando se empeñaba en que llevaba razón. Era bonita cuando se ruborizaba y se le encendían las mejillas. Era bonito cuando sus ojos, tan peculiares como ella, se clavaban en los míos. Era bonita, incluso, (aunque no me guste el decirlo) cuando fumaba. No porque lo hiciera, ya que era uno de nuestros motivos de discusión, si no por lo forma en la que cogía el cigarro y se lo llevaba a la boca, la forma en la que expulsaba el humo.
  Recuerdo que siempre llevaba carmín.
  Y el carmín dejaba una marca en los cigarros.
  Como ella dejó marca en mí.
  Sí, ella era tan bonita que era triste."